¿ESTAMOS A LA MODA?

Desde las sociedades prehistóricas y antiguas la vestimenta ha tenido la función básica y vital de cubrir el cuerpo y protegerlo del frio, se usaban pieles de animales y fibras vegetales, estos eran los materiales básicos para la confección de prendas de vestir; con el paso de los años se empezaron a decorar las pieles con tintes naturales y motivos simples, esto ya se puede considerar como el primer paso hacia un sentido estético en la vestimenta.

Ya en las grandes civilizaciones antiguas, como la egipcia, la griega, la mesopotámica y la romana, la manera de vestir se empieza a diferenciar, y adquirió significados sociales mas elaborados; aparecieron los primeros accesorios y cortes de prendas que empezaron a separar las clases sociales, así como los roles específicos dentro de la sociedad, ejemplo sacerdotes, gobernantes y soldados, en esos momentos la moda comienza a dar las primeras luces de expresiones de status y poder.

Desde este punto la manera de vestirse inicio un camino en el que se permitía establecer patrones en conductas sociales y económicas. Con la llegada del renacimiento hubo mucho interés por la cultura clásica greco-romana, lo cual reflejo en la moda tejidos mas lujosos, cortes elaborados, y una gran atención a los detalles.

Desde la era contemporánea la revolución industrial trajo un cambio en la industria textil y la moda, la producción en masa permitió que las tendencias y las prendas fueran accesibles a un público más amplio y surgieron las primeras casas de moda en ciudades como París y Londres.

Cada periodo histórico ha contribuido a la forma en que entendemos y utilizamos la moda como una expresión individual o colectiva, basada en contextos sociales, culturales y económicos.

En la actualidad.

Desde que tenemos a disposición las herramientas tecnológicas se ha convertido en una práctica diaria el hecho de comprar prendas desde páginas de internet o aplicaciones, esto aborda muchos tópicos que mueven la industria de la moda en un sentido diferente como tradicionalmente se ha venido desarrollando; indudablemente la llamada “fast fashion” es hoy por hoy una amenaza para la industria y para el mundo, al analizar las características de la sociedad nos damos cuenta que a la hora de comprar un producto lo que buscan los consumidores son precios bajos, ofertas y velocidad a la hora de la entrega, esto crea el escenario perfecto para la moda rápida.

Este es un modelo de negocio dentro de la industria de la moda que se caracteriza por una producción masiva y rápida de ropa a bajo costo; este modelo busca ofrecer las últimas tendencias de la moda a precios accesibles, esto también permite que los consumidores puedan renovar su guardarropa con frecuencia.

Este modelo económico es muy popular entre los consumidores y entre los empresarios de la moda, la otra cara de la moneda se centra en las practicas en las que se basa toda esta estructura económica.

Precios extremadamente bajos, lo que atrae más consumidores, pero a la vez pone mayor presión a las marcas tradicionales para bajar sus precios.

La rotación rápida de inventarios, tiene la capacidad de lanzar nuevas colecciones rápidamente, esto hace que las marcas tradicionales que a menudo tienen ciclos más largos de producción luchen por mantenerse relevantes y competitivos.

La estimulación del consumidor, ya que la disponibilidad constante de nuevas y prendas de vestir económicas, fomenta un comportamiento de compra compulsivo y desechable, esto es directamente inverso de sostenibilidad y responsabilidad social.

El deshecho textil y las prendas de fast fashion generalmente de baja calidad tienen una vida útil corta, esto contribuye a la acumulación de residuos en vertederos. Los materiales sintéticos con los que se hacen las prendas están hechos de fibras sintéticas como el poliéster, que son derivados del petróleo y no son biodegradables. Los procesos de teñido y acabados de las prendas pueden involucrar el uso de productos químicos tóxicos que contaminan el agua y el suelo.

A todo esto, nos falta sumarle una practica que desde el punto de vista ético y moral es desalentador, ya que las prácticas de producción a bajo costo implican condiciones laborales cuestionables, con salarios bajos y condiciones de trabajo deficientes. También cabe resaltar que las fabricas flotantes en donde se producen estas prendas se encuentran situadas en aguas internacionales, donde no hay derechos humanos ni impuestos.

Un enfoque diferente.

Es imperioso comprar de manera responsable, también existen muchas opciones ecológicas y nobles, como por ejemplo prendas hechas de manera artesanal, donde los procesos no contaminan en la misma medida, prendas confeccionadas por comunidades dedicadas al tratamiento de las telas de una manera patrimonial y conservadora.

La tecnología ahora ha provisto telas sintéticas hechas desde botellas plásticas recicladas, donde se logran acabados perfectos, elegancia y comodidad en los diseños propuestos, dignos de cualquier pasarela.

Los cambios que se han dado en la historia han llevado a la industria de la moda a un punto crítico en el tema ambiental, social y económico, es un momento propicio para instar y apelar a un cambio de hábito en esta materia, para los años venideros un poco más de buenas y sanas costumbres en la moda sin perder el buen gusto.

 

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